martes, 25 de febrero de 2014

JOVENES GARCAS

JÓVENES GARCAS
“corruptos de la cotidianeidad”
a los jóvenes que en nombre de sus comidillas de la cotidianeidad no cumplen su palabra. 
a los que no tienen palabra.
a los busca prestigio, baratos que quieren ser caros.
a los que ejercen el poder de su talento
a los que se creen superiores al otro –con o sin psicotrópicos-
a los que no piensan la vida
a los que creen que el mundo no se puede cambiar
a los que hacen negocio con la pobreza
a los que se la pasan consumiendo
la vida, las experiencias, los maestros, las vinculaciones
a los que depresivos sistemáticos, a los ambiciosos sistemáticos
a los que especulan con la heredad
a los que neurotizan sus vidas para seguir sentados en el diván
a los que les siguen echando la culpa a su biografía
a los que comercializan la relación con sus padres y viceversa
a los que cambian la vida por el billete
a los que pregonan el fascismo del “está todo bien”
a los que confunden “ser libres” con “ser liberales”
a los que creen que todos pueden elegir
a los que con proteínas siguen sin pensar en los “aproteinados” de esta sociedad
a los boludos que se creen boludos si no garcan
a los que racionalizan sus actos garcaticos
a los que adinosauran la palabra Revolución
a los contrarrevolucionarios consientes
a los que se entregan al capitalismo
a vos, a mí, al cacho de brazo que si pero la pierna no, al reflejo de aquel
Jóvenes, amigos, enemigos, dudosos, cercanos, lejanos
Te digo, estas a un paso de volverte un GRAN GARCA.

2/2014
E.W.
"Por expresa sugerencia de Carlos Aznarez y Norman Briski, saludo a los jóvenes que se entusiasman, a los que luchan, los que no boicotean a su grupo, a los que se alegran por estar vivos y a los libertarios de la vida, con ellos todo".

jueves, 19 de septiembre de 2013

OLOR A QUESO


Para dejar de ser uno, (pura entelequia) y comenzar a ser yo (un poco de lo real).

Un hombre revolviendo un tacho de basura, olía minuciosamente unas fetas de queso. Miraba con cara de búsqueda de lo que todavía sirve, todavía se puede, todavía se come.  ¿Estará muy vencido?, cuanto olor a queso tendrá, a queso viejo, queso rancio o queso podrido. El hombre huele el queso, mientras yo me paseo por las góndolas y mis ojos se rechonchan de mirar 475 de variedades de quesos. Queso a máquina, en hebras, dietético con o sin sal, mucha crema, poca crema, magro, paquete azul, verde, rojo, rallado en horma,  variedades de  quesos, quesos por todos lados. Quesos que avasallan, cantidad de quesos… frescos, ordenados y etiquetados.
Llorar no es suficiente. Dar plata no es suficiente. El queso seguirá siendo queso para pocos. Y la distribución para “todos y todas” se dará solo a partir de los tachos de basura. El tacho de basura es el centro de distribución de la riqueza. La riqueza se comparte en los desechos, vómitos y cacas de perros y gatos en bolsitas. Todo mezclado. Con olor a todo junto.
LOS TACHOS DE BASURAS ES EL ACTO DEMOCRATICO DE LAS SOCIEDADES DE CONSUMO. Y avanzamos en este sentido, con derechos, programas de protección, cartoneros unidos, cooperativas de revoltijos. Más democracia, más tachos de basura. Basura de mierda, basura de consumo, basura que todavía se puede, se sirve, se reparte.
Y entonces las manos de la excepción, las manos de este hombre, recogen con la dignidad de los estoicos, los desechos. ¿Mientras, hasta que, esperando que?
Nacerán y morirán en la excepción. Y si algunas de esas manos y narices dejan de revisar u oler, otras ocuparan su lugar.
El hombre no reparó en mi mirada. Seguí caminando, llore un poquitito, saque 10 pesos y volví al lugar. “Capaz que te puedas comprar algo” le dije. “gracias” me contesta con una mirada tranquila y continúo revolviendo el tacho.
Como poetizo mi mierda. Como poetizo mi consumo. Que somos ¿seres, humanos, clientes, consumidores, individuos, votantes? Pura basura.
La democracia no es suficiente, diría Briski. La democracia tal y como la conocemos, no es la democracia. Es una palabra que se apoderaron los “opresores capitalistas” que se convirtieron en demócratas, hace poco. Nos quitaron esa palabra y nos hicieron creer que esta es la mejor forma de vivir. Consumir, vivir, esa es la cuestión. Y nos dormimos en el tiempo del progresismo para despertar tal vez en una línea de perfectibilidad que te lleva a ser imperio, o en la misma línea de perfectibilidad que te deja en la excepción. El subdesarrollo es necesario para el desarrollo, no son etapas, deben necesariamente coexistir. Solo es cuestión de mudarse de región.  Y el norte será otro, pero siempre habrá un sur.
¿Y qué pasaría si frenáramos el tiempo del progreso. Y qué pasaría si no hay ningún lado a donde llegar? Y qué pasaría si comenzamos a discutir una nueva sociedad. Para que el hombre que acabo de ver deje de oler el queso rancio. Las patas se irían a la cabeza. ¡Epa! “Nos hacen tragar el mercado junto con la democracia” dijo Alan Badiou cuando anduvo por Argentina. Yo digo que tendríamos que contagiarnos en la búsqueda de una nueva sociedad. Como discutimos desde el barro, la democracia es más que ir a votar cada 2 años. Es pensar al otro, en mi compañero, sus inquietudes, el vecino, la mierda del perro, la basura, dejar de consumir, y ponernos a producir, poetizar la vida, pensar como somos otros. Como nos juntamos. ¿Sera solo cuestión de contagio? Cuantos más pensemos la otredad, sentir al otro,  ¡pero pensar para hacer!, levantar la mirada del celular y salir a la calle, sacarse los auriculares y escuchar un poco el ruido de la polución, el gran acto libertario de amar…  Volvemos todos artistas, tener todos en las manos el mismo olor a queso. Comenzar a sentir que otra sociedad mejor es posible. Con la imperiosa tarea de inventarla.

Paradojalmente,
E. W

19/9/13

lunes, 6 de mayo de 2013

LA IDEOLOGÍA Y LA CONCHA

Hoy me acerque al Frente de Artistas del Borda. Como otras quinientas personas, estuve ahí, fui presente, estuve presente. Y entre el público visualice a mi ginecóloga. Y pensé en lo curioso que estuviéramos en ese lugar las dos juntas. En este caso nos unía algo más que mi concha. Pensaba en como la miraría, ya que estaba acostumbrada a mirarla desde la camilla o con un escritorio de por medio. Y verla así, como al desnudo me dio impresión.
Pensé en las ideologías de las conchas, o en las conchas y su ideología o en algo parecido.
Pensé en cuán de acuerdo estábamos. Las dos nos encontrábamos adentro del Borda, con los locos, muchos jóvenes y algunos referentes como Alfredo Moffatt, Nora Cortiñas (entre muchos otros) de este movimiento que hoy se une en contra de Macri y su inmobiliaria política represiva.
Pero no éramos los únicos. Afuera del Borda, en la calle se encontraban  unos 50 a 100 militantes de La Cámpora o simpatizantes a ellos, con banderas, stand, canchas de futbol (¡con arco y todo!) un escenario muy bien preparado, luces y un generador de importantes caballos.
Dije, podría mi concha estar afuera con la ginecóloga, pero nos encontramos juntas dentro. Pregunte el porqué de esta disquisición espacial, y resulto que como tenia banderas políticas que no querían guardar, se decidieron por fuera, lejos de los locos (porque los locos no pueden salir del Borda), y adentro un grupo mucho mas improvisado (sin escenario, con 5 sillas nada mas, un micrófono y dos parlantes). Pero también mucho más numerosos nos estaba dando muchas enseñanzas que era más que un espectáculo,  una invitación a la reflexión.
Me pregunte para que estaban los de afuera, para quien, porque no estaban con los locos, ¿con quién dialogaban? ¿Con una interna de ellos? ¿Con otras agrupaciones políticas? Para quien esa movida si no era para los locos, claramente no era así, no estaban con ellos, porque no los iban a dejar salir. De pronto sentí una esquizofrenia política que hacía que todos los recursos de infraestructura estuvieran donde no tenían que estar. El orgullo de sostener una bandera. ¿A quién mostramos nuestras banderas?
Respuestas podrían ser múltiples, pero bueno, pensé en mi ginecóloga otra vez. En lo involucrado de nuestros genitales en estas escenas, en todas las ginecólogas y ginecólogos que además de mirar conchas y culos, miran una realidad que nos convoca.
Observe también, ahí donde quería estar, como se equivocaban al cercenar la palabra a un hombre loco, porque otro hombre loco (con mejor aspecto, y con todos sus dientes) le decía que había algo organizado y que debía cumplirse. Locos todos, ya sea por la rigidez de una organización que no permitía un devenir mucho más interesante (un poema que estaba leyendo un interno del Borda que decía algo así como: “Se vino el redondito en esta sociedad de Octubres, con la mierda de la vida por querer cantar un canto…”) o por querer engañarlo como a un niño con puras patrañas (“vamos a otro lado a tomar un mate”), hasta por la fuerza querer sacarle el micrófono.
Pensé en coger con el loco como cúspide de lo que un cuerpo hace con el otro al solidarizarse, pero decidí retirarme con la concha limpia. Preguntándome como se podía involucrar más mis genitales sin tener que andar copulando por doquier. Estuve presente, me hice presente, pero algo de la estructura expectante te deja también un poco vacía. ¿Neurosis de mis genitales? No se…
Tal vez un sabor amargo porque gente tan linda este de pronto tan cerca de la estupidez. Y los que espectamos tan cerca de la parálisis.
Pero fue un abrupto. Un destiempo. Y esto es solo una lupa en ese momento. Sé que muchos artistas se acercaron a apoyar a esta comunidad. Pidiendo por una proceso de desmanicomialización pero con una alternativa de comunidad terapéutica que deje de aislar a estos emergentes de la sociedad. (Bandera que tomo la derecha para quedarse con los terrenos y dejar de invertir lo poco que invierten, pero sin la ultima parte).
Hace tiempo que mis genitales dejaron de creer que una institución como la cárcel o el manicomio podía “resocializar”. Es como enseñarle a jugar a la pelota a alguien dentro de un ascensor. La panacea de la resocialización es un nefasto sistema de sometimiento progresivo que dejan al sujeto con la vergüenza de los premios y castigos.
Trabajar se convierte en una restricción para los jóvenes, locos y aquellos que delinquieron y eso te deja por fuera de lo que sea.
Me alegro de encontrarme con la loca de mi ginecóloga… Verla fuera de su consultorio. Asomada para ver lo ideológico de las conchas y mirarnos como mujeres que somos.

E.W.
5/5/13